Astenia Otoñal, síndrome afectivo estacional o TAE (Trastorno Afectivo Estacional), así es como se denomina a este trastorno leve, temporal, en el que nos sentimos cansados, tristes, apáticos, decaídos, con problemas para dormir y concentrarse, somnolientos, sin ganas de hacer las cosas del día a día, incluso puede afectar a las defensas de nuestro organismo, con lo que estaríamos más vulnerables a resfriados e infecciones víricas, como la gripe.
Aparece una vez que entramos en el otoño, justo cuando comienza a bajar las temperaturas, llegan las lluvias, se produce el cambio de hora, vemos como disminuye las horas de sol y por supuesto, con el aumento del estrés. Todo esto puede generar una descompensación en la producción de melatonina y serotonina, hormonas que ayudan a estabilizar nuestro estado de ánimo, regular el hambre, la temperatura del cuerpo o la generación de energía.
No es ninguna enfermedad, ya que es pasajero y desaparece en el momento en que nuestro organismo se va adaptando y regulando al cambio de estación, y suele durar desde pocos días a varias semanas.
Luego hay que dormir y descansar las horas necesarias, manteniendo un horario fijo de acostarse y levantarse.
Hacer ejercicio físico de manera moderada, aprovechando las horas de luz natural y al aire libre: con ello conseguimos relajarnos y aumentar la secreción de endorfinas, que nos hará sentirnos mucho mejor.
Si lo necesitas, se puede completa la dieta con complementos alimenticios a base de vitaminas y minerales.
Y no te olvides de meditar, notarás como tu energía aumenta, tu estrés se reduce y tu organismo se ajusta a esta nueva estación.
Y si el cansancio persiste excesivamente, no dudes en consulta con tu médico o terapeuta.
APRENDE DEL MOMENTO, TODO SERÁ MÁS FÁCIL…
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